En los octavos de final esperaba un rival muy duro y también conocido que era Uruguay. Los goles de Jorge Valdano (en dos ocasiones) y de Oscar Ruggeri bastaron para ganar 3:1. Tres días después en la ciudad de Puebla el rival era un viejo conocido, Italia. La pantalla gigante con la que contaba el estadio mostró la jugada, y al verla, los jugadores mexicanos fueron a buscar al árbitro Rosetti y al juez de línea pero ambos decidieron validar el gol a pesar del fuera de juego.